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-Me es indiferente - dijo, mientras dejaba caer la fotografía sin revelar en la palangana.
-No te creo. No te puede ser indiferente - dije- el amor o es o no es. Pero nunca indiferente. Vaya forma tonta de dejar pasar las cosas. Las cosas son o las pierdes, en sencillo. No puede gustarte o dejar de gustarte algo porque lo veas demasido complicado, demasiado inalcanzable.
-Yo nunca he sido el valiente en esta historia- se le escapaban las fotos entre los dedos, estaba nervioso, estaba intentando justificar su modo de actuar, siempre de la misma manera, como un apuntador en su propia obra de teatro.
-Pues entonces vaya amigo estás hecho - dije yo sonriendo - ¿es eso lo que vas a hacer durante el resto de tu vida?
-Revelar fotos es una trabajo bonito - se mofaba de la verdad.
-Pues entonces, ¿vas a revelar siempre las fotos de otras personas? ¿por qué no dejas que alguien revele tu historia? Tu propia historia, empieza de una vez a ser el protagonista, el héroe de la película, deja de comportarte como si fueras el viento o el aire; tú siempre estás ahí, no quiero que estés más, quiero verte, verte allí, donde deberías estar.
Alondra Saint (1994)
¡Se vende corazón inerte y rojo!
Últimamente el corazón andaba dándole problemas. Ya no se le ponía rojo, no latía fuerte como en los viejos tiempos, ni se encogía cuando hacía frío. Cansada de oírlo crujir en medio de la noche, anhelando tenerlo entre sueños, anunció su venta por todo el bosque. ¡Se vende corazón inerte y rojo!, decían las pancartas. Y allí, hecha un ovillo entre las acículas de los pinos esperaba que acudiese algún interesado y olvidarse del causante de su insomnio. Pero la gente ya no buscaba corazones sin vida. Aunque el color rojo de éstos les llevara a la Luna y les trajese de vuelta. Era mucho trabajo darle vida a un ser inerte, y quedaban pocas personas con ese poder, y con tanta magia bajo las boinas. Además, todo el mundo pensaba que a penas era un juego de niños. Pero no era un juego de niños tener el corazón muerto e ir arrastrándolo día tras día. ¿A cambio de cuatro sonrisas y un trozo de porexpán? Para eso podría regalarlo, decían algunos. Le daba pena que no quedase gente con huesos firmes capaz de cambiar un corazón en las últimas por unas buenas cuatro sonrisas y una pequeña nevada en pleno junio.
¿Y si le preguntaba alguien el por qué de todo esto? Bien, ¿qué debía decir entonces?
Antes le gustaba querer por los dos con miradas efímeras pero intensas. Le apasionaba la idea de besarle con parpadeos y abrazarle apretando muy fuerte los ojos. Pero sabía que algún día los ojos se le secarían de tanto amarle y llorarle, y entonces ambos se encontrarían perdidos. Solitarios como para necesitar al otro y tan rodeados de personas como para agachar la cabeza y desear tan solo recordar cómo debía cerrar los ojos para abrazarle y traerle de nuevo. Solo a unos tres pasos de ella. Así se encontraba. Ese era el por qué de los corazones inertes y rojos que buscaban un dueño que supiese darle calor mientras amaba.
Mi vida es una mierda. Déjate de miradas y ven a buscarme, dijo agarrándose el corazón con fuerza.
Sandra Martínez (1995)
http://dansemoileau.blogspot.com/
Vamos a ser lo mejor. Joder, esto va a ser superior a cualquier cosa que hayas vivido, superior a cualquier lío de faldas. Mírame, que quiero ver cómo te sonrojas.
Vamos a romper los cánones, haremos estallar la sociedad, cualquier religión, solo creeré en tus ojos. Voy a coger los tópicos y me los voy a poner de sujetador, para que puedan mirar desde allá arriba el cosquilleo que recorre mi ombligo. Y con tu ropa, já, con tu ropa voy a hacer una bandera, que coseré con mis viejas cicatrices, y saldré a una ventana a llamar a la libertad a gritos.
Quizá corra por el campo descalza, para sentirme mejor, o quizá me clave en el suelo de la estación de metro, en hora punta, y nade a mariposa contra la multitud de gente, que llega tarde a cualquier parte, aunque no tengan ningún horario.
¿Y sabes qué es lo mejor? Que no lo se. ¡No lo sé! No tengo ni idea de qué va a pasar, si mañana volveré a llorar a escondidas, o una el optimismo me haga apostar el alma en una carrera de caballos, quizás llamen los vecinos, cansados de que les molesten mi risa estridente, o la próxima vez que ponga una película solo para tener una excusa para apagar la luz encuentre arte, puede que susurre mis secretos, o que guarde un pez de colores en esa vieja botella de licor que tu y yo guardamos, que todo haya sido una locura, que todo salga bien. No sé nada, pero llegó la hora de vivir. El la hora de vivir, en punto según mi reloj.
Vamos a romper los cánones, haremos estallar la sociedad, cualquier religión, solo creeré en tus ojos. Voy a coger los tópicos y me los voy a poner de sujetador, para que puedan mirar desde allá arriba el cosquilleo que recorre mi ombligo. Y con tu ropa, já, con tu ropa voy a hacer una bandera, que coseré con mis viejas cicatrices, y saldré a una ventana a llamar a la libertad a gritos.
Quizá corra por el campo descalza, para sentirme mejor, o quizá me clave en el suelo de la estación de metro, en hora punta, y nade a mariposa contra la multitud de gente, que llega tarde a cualquier parte, aunque no tengan ningún horario.
¿Y sabes qué es lo mejor? Que no lo se. ¡No lo sé! No tengo ni idea de qué va a pasar, si mañana volveré a llorar a escondidas, o una el optimismo me haga apostar el alma en una carrera de caballos, quizás llamen los vecinos, cansados de que les molesten mi risa estridente, o la próxima vez que ponga una película solo para tener una excusa para apagar la luz encuentre arte, puede que susurre mis secretos, o que guarde un pez de colores en esa vieja botella de licor que tu y yo guardamos, que todo haya sido una locura, que todo salga bien. No sé nada, pero llegó la hora de vivir. El la hora de vivir, en punto según mi reloj.
Lucía Monster (1994)
Siempre habían hecho con ella lo que habían querido, siempre la habían utilizado como no era debido, la habían engañado, y la habían hecho odiar el supuesto amor del que tanto hablaban. ¿Qué es el amor? Se preguntaba ella. Un cúmulo de cosas bonitas que hacen por una persona, o simplemente palabras que al final se lleva el viento. Siempre le habían dicho que enamorarse sólo era empezar a sufrir, que era empezar a utilizar el botiquín de nuestro cuerpo, y hacerle remiendos al corazón. ¿Tanto necesitamos a los hombres? ¿O los hombres nos necesitan a nosotras? Cada vez que veía una pareja sentía envidia, quería estar enamorada, pero al mismo tiempo eso la aterraba. Su corazón tenía cicatrices, partes que le hacían falta, lastimosamente no hay ninguna parte donde arreglen corazones, ni que sanen el dolor de los desamores, de los amores perdidos, de los besos perdidos en la arena del mar. Pero ella no pensó que en una tarde como otra cualquiera encontraría a esa otra parte que todo el mundo espera encontrar, a esa otra parte que se supone que debemos identificar. Una mirada escondida bajo su flequillo bastó para decirle “hola” y empezar una relación de amistad. Los días fueron pasando y el verano llegó, el amor llegó a su vida un día como hoy. Olores a vino, y a dulce melocotón fueron sus aromas favoritos después que lo conoció. Empezar otra vez a soñar, empezarse a enamorar, sin miedo a terminar remendando su corazón ya roto. Los dos tenían miedo, los dos habían sufrido, pero se prometieron no hacerse daño el uno al otro.
Mayra Roa (1991)
Y lloró tanto cuándo me vio en el suelo
allí tumbada
en la orilla del río
dónde nuestros nombres alcanzaban su sentido
(el amor)
y me apreto la herida
(tan fuerte)
que dejo de sangrar
llevaba bandajes y yo
(perdí el norte)
y mis ojos cayeron
y dormí
(solo recuerdo que dormí)
abrazada a él.
ahora ya podemos escribir sobre
el amistad, sobre nuestros cuerpos celestes
conmemorar esa niñez
(porque ahora ya todo está demás
y mientras él siga a mi lado
retrasaré el momento de irme. y cuándo
lo haga...)
dejaré un trocito de mi misma en sus manos.
Albanie Mónique
-Tú eres fuerte, aguanta. No hagas caso a nadie.
.
Pero a pesar de las veces que se lo repetía, no podía evitar que todo se derrumbase cada vez que algo le hiciese pensar que volvía su tan temido pasado.
Miró a su alrededor por primera vez y suspiró al ver todos aquellos cristales rotos. Quería agacharse y recogerlos, pero cada vez que miraba un trozo veía en él su reflejo, su cuerpo. Se quedaba paralizada, las lágrimas bajaban por sus mejillas y de nuevo se ponía una meta, cada vez más estricta.
Harta, de no poder moverse por miedo a lo que un cristal pudiese reflejar, de que la única forma de alejarse de todo aquella fuese saborear su propio dolor. Harta de todo, de todos. Harta de ella, de su vida, su estúpido cerebro y su odioso cuerpo.
Y finalmente, tal y como todos habían temido, aquella tarde el miedo venció al resto de sentimientos y el cristal se hundío en su delgada muñeca, dejándola morir en su rutina.
Alba Jare (1995)
"caigo en tí amor
incesantemente en tí
eternamente en párpados caídos
como el universo nos rodea con su manto negro
de infinitas pero complicadas
incertidumbres "
Cora Álvarez Veiga (1993)
Hoy también he tenido la idea de saltar por la ventana y dejar este mundo. Saltar. Aparecer en otro bien distinto. Con leones violetas, sal dulce, azúcar salado, nieve de colores todo el año, nubes que sonríen, cielo rosa, clases de química divertida, profesores que eran alumnos y alumnos que daban clase, soles negros, agujeros negros cuadrados, yo era guapo, tu eras fea, navidades en Abril, otoños en diciembre y veranos en noviembre; brujas en las que confiar y arquitectos que diseñaban romances a la vez que niños que con plastilina diseñaban casas , velocirraptores achuchables y peluches que mordían. No era mejor que este pero era distinto y me gustaba.
(A Lidia M. B, Millás, Machado y Milka que inspiraron esto y para Belen B. M. que me incitó a publicarla y con sus texto me aficionó a escribir.)
Pablo Merino Prota (1994)Laura García Andrade (1993)http://www.flickr.com/photos/yardofblondegirl/
Sarah Cyanide
Sandra Martínez (1995)
Alondra Saint (1994)
El término genérico es ese, “sexo”. Para los que buscan placer, es “follar”. Para los más discretos, es “acostarse”. Para los que se quieren, para los románticos, para los tontos, es “hacer el amor”.
Y yo, concretamente yo. Porque hablaré de mi ahora. Yo, yo necesito hacerte el amor. Y no es por placer, no es por el hecho de sentirlo. No es por tener o no tener un orgasmo. No es por cómo me beses o por dónde pongas tus manos. No es por cómo me quites la ropa, no es por que vayas despacio o lento. No es por tu olor, no es nada físico, ni químico, ni una necesidad biológica.
Es por lo que tú, y sólo tú, y sólo conmigo, sí, sólo conmigo, haces de ese momento.
Porque no hay sitio, momento, o pensamiento en el que me sienta tan plenamente tuya, ni en el que te sienta tan sumamente mía. Porque no hay obligaciones, distracciones, pasatiempos, ahogos. No hay malas noticias, concursos en la tele, series, libros. Sólo hay lo que tiene que haber, lo imprescindible, lo que de verdad ando buscando. Sólo estás tú, para mí. Y sé, sé a ciencia cierta, que sólo estoy yo, para tí.
No es cuestión de líbido, de la primavera, o de mis hormonas. No soy adicta al sexo. Soy adicta a tí. A sentirme la única, a sentirme importante, especial. Soy adicta a que estés haciendo justamente lo que deseas, a tu cara de satisfacción mezclada con felicidad, a que no dejes que me escape, a que no quieras que pare ni que me vaya.
Soy adicta a clavarme tus huesos y tus uñas, a que necesites que te apriete, a que me pidas un abrazo, a que carezca de importancia otra cosa que no sea yo, o nosotras, o ese momento.
Soy adicta a serte útil y necesaria.
Soy adicta a encantarte.
Soy adicta a atraerte.
Soy adicta a gustarte, a interesarte.
Soy adicta a que te apoyes en mi cuando te has cansado. A que me atraigas hacia ti aunque apenas tengas fuerzas.
Soy adicta a que me quieras.
Sobra decir que soy adicta a quererte.
Alba Macías Couso (1992)
Rebeca Tizón Rey (1994)
http://plumapapelysentimiento.blogspot.com/Tres puntos, un cero y una coma. Catorce décadas de sonidos de guitarra, ungüento de mantequilla y leche condensada para los malos ratos. Algunas galletas rellenas de chocolate y una lista de deseos. Cinco Dos peluches de osos o una foto tomada junto al parabrisas, lechuga en la ensalada y queso rallado con nueces, Ratatouille, tenedores afilados y pizcas de sal cristalina. Sentimientos (véanse claros ejemplos de locura, verdad, esperanza, alegría y amor), abrigos rojos, mangas cortas con Mickeys plasmados, ojos sin lágrimas, bocas que reparten besos. Una blusa holgada para poder liberarnos, dos medias sin rayas, estuches llenos de lápices diferentes y corazones de gominola para tomárnoslos por las noches.
Tú,
Yo
Y el infinito.
Alicia Alina
Él había comenzado a destruirlo todo. Ella simplemente lo admitió, pero no podía parar de provocarlo como si de una artista Dadá se tratase. Ambos compartieron la infidelidad, ambos se seguían atrayendo.
Ollala Esquimal (1992)
Álvaro Pizarro
¿Qué es? ¿Qué es?
Eso que hace que todo se nuble, que las cosas las veas en blanco y negro. Que el estómago se comprima, las lágrimas acudan a tus ojos y todo lo veas de forma húmeda y vidriosa. Los dolores corren más rápido que la sangre, incrustándose en la cabeza, en los brazos, en los dedos, en los labios y en el corazón. Este último sufre el doble o el triple que todos lo demás, con dificultad para latir, distribuir sangre y ganas de seguir bombeándola. Parece que nada importa, que el todo se ha disuelto como ese azucarillo en el café que ayer te tomaste, con él. Él, que vuelve a venir oliendo a otra. Él, con carmín en los sitios más secretos, con pelos rubios en la corbata, con sonrisas demasiado estúpidas. Él, que te prometió todo y más.
Lo sé, y tú sabes que lo sé. Lo peor de todo es que por mucho que sepamos que ambos sabemos lo que pasará ninguno de los dos dirá nada, contará nada, hablará. Solo me oirá nuestro gato, a las cinco de la mañana, saliendo por la puerta, con esa maleta roja que me compré en París, con esos tacones que tanto te gustaban, calle abajo, dando un paseo por nuestro barrio. ¿A casa de mis padres? ¿A casa de mi hermana? ¿De mi amiga? Quién sabe, solo sé que lejos de ti, vil traidor, me cansé de dejar arañazos en el techo.
Srta. While (1993)